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EL CINE EN LAS AULAS

El cine se ha convertido en un medio audiovisual de importancia creciente en las vidas de las personas jóvenes suponiendo su incorporación en las instituciones educativas un excelente punto de partida para el análisis social, la expresión oral, la formación de lectores audiovisuales críticos, etc. La diversidad de posibilidades que ofrece en el contexto de la educación mediática el uso y aprendizaje del cine y sus lenguajes lo convierten en un elemento didáctico de gran potencial. 

Vivimos en un mundo donde lo audiovisual es omnipresente y domina todos los canales de transmisión de la información, ejerciendo una gran influencia en los jóvenes y adolescentes al convertirse en una ventana muy poderosa a mundos reales o imaginarios.

 Por ello, cada vez son más las voces que surgen (Masterman 1993; Aparici 2008; Fueyo 2008) defendiendo la necesidad de aprender a leer e interpretar críticamente los mensajes de los medios audiovisuales. Nuestro primer contacto con la cultura, con determinados valores, actitudes y comportamientos es a través de estos medios, por ello se hace imprescindible su uso como herramienta pedagógica para aprender a “leerlos” (Fox & Lambirth, 2012).

En esta ocasión, centramos nuestra atención en el cine y su utilidad como herramienta didáctica, instrumento que posibilita que educadores y estudiantes aprendan a ver y hacer cine, a leer las imágenes y sus significados (Ruiz, 1998), pero también a comunicarse a través de ellas mediante el lenguaje audiovisual. Además, el cine emerge como un privilegiado instrumento de acceso a las emociones y vivencias de los estudiantes (Burn, 2010).

El cine es un poderoso recurso didáctico que debería estar presente en nuestras aulas, como potente motivador y elemento cotidiano que participe del cambio educativo actual (Meier, 2003).

 Tal como afirma Stahelin (1976) “la realidad es que, en nuestra era de cultura, a todos les conviene ver cine. La película está ya incorporada a la cultura. Los libros educan y las películas educan, y libros sin películas no darán el humanismo de nuestro siglo. Pero así como hay que aprender a leer, así también hay que aprender a ver cine. Y si leer no es deletrear, ver cine no es mirar a la pantalla durante una proyección”.

 Efectivamente, una propuesta pedagógica a través del cine es una herramienta útil para completar y profundizar en los aprendizajes de las diversas áreas curriculares (Osorio & Rodríguez, 2010; Amar, 2009; García, 2009, Icart-Isern, 2008), para trabajar valores (Bonilla, Loscertales y Páez, 2012; De la Torre, 1996) y para formar opiniones críticas ante la información que nos transmiten los medios y la sociedad. 




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