Uno de los mayores desafíos de la educación en todos los tiempos es la
educación de niños en situación de total o parcial marginalidad. Hoy día, en
nuestros países civilizados, siguen apareciendo niños que por su abandono,
malos tratos, encarcelamiento o aislamiento, tienen todas las
características de los niños salvajes, ya estudiados y clasificados por
Linneo.
El interés de expertos, pedagogos, médicos y psicólogos de socializar a
estos niños es un fenómeno común en todo el mundo. Siempre atormentó esta
duda a los filósofos y otros profesionales interesados, despertando el
interés desde el siglo XIX. Para que el hombre salvaje ya no provocara miedo
y se convirtiera en un ser aceptable, fue necesaria la intervención de la
ficción, la creación de un héroe como Tarzán, capaz de conservar su
humanidad mientras desarrollaba al mismo tiempo un cuerpo atlético y
adquiría sentidos aguzados de los animales.
A partir de la película
El niño salvaje de Truffaut, como hizo también con La piel
dura y Los 400 golpes, vamos a entrar
en la problemática educativa de los
menores abandonados, de la mano del cine,
animando a investigar a partir del film sobre
los fundamentos históricos de la película, sus protagonistas, y sobre
otras situaciones similares.
Empleando técnicas procedentes de campos de la más
variada índole como la voz en off del documental o los cierres de iris del
cine mudo, Truffaut planteó con esta película la sustitución del Hombre
Natural que defendían las tesis rousseaunianas por el Hombre Moral, forjado
a partir de un largo proceso integrador y dotado de un sentido de la
justicia incuestionable. Esta propuesta, plagada de signos y elaboradas
claves, deja entrever algunos retazos de la biografía de su autor, marcada
por una infancia difícil y su superación a través del cine.
El médico-pedagogo Jean Itard
luchó para insertar a Víctor de Aveyron en la sociedad francesa de comienzos
del siglo XIX, consiguió ser su mentor y
acreditar ante el reconocido psiquiatra Pinel, que Víctor podría llegar a
ser civilizado e independiente. Los escritos de
Itard sobre el caso fueron utilizados por Truffaut para hacer el film
L'enfant sauvage. La figura de Víctor, en el filme de Truffaut, refleja
exactamente la fascinación que los «salvajes» ejercen sobre los
«civilizados» y plantea el debate sobre cómo educarlos.
La película del pequeño salvaje está basada en un hecho real
relata la historia de un niño salvaje capturado en los bosques franceses y
recluido en un instituto de investigación. De vivir como un animal libre
pasa a convertirse en un ser rechazado, maltratado y visto como un fenómeno
inhumano. Sólo el doctor Itard hará todo lo posible para hacer de él un ser
civilizado llevándolo a su propia casa. Transcurrido un tiempo, el niño se
encontrará perdido entre su deseo por recuperar su vida salvaje y su nueva
etapa junto a su protector.
El caso de Genie, otro
ejemplo de crueldad extrema ampliamente estudiado, analizado y
registrado con metodologías modernas, confirmó los efectos nocivos del
aislamiento y el maltrato en cuanto a la adquisición del lenguaje. Genie,
descubierta en 1970 en los Estados Unidos a la edad de 13 años, no solo
había sido encerrada, atada y muchas veces vendada desde su niñez, sino
que sus padres también la castigaban si emitía cualquier sonido,
lingüístico o no.
Una vez liberada, y
después de grandes esfuerzos por enseñarle a hablar, Genie solo podía
comunicarse con frases rudimentarias, como Me gusta
elefante come maní o Dulce
compra
tienda.
Estos y otros casos,
cual trágicos y crueles «experimentos»,
confirman la importancia de un medio ambiente lingüísticamente propicio
para la adquisición del lenguaje, así como el hecho de que existen
limites a lo que un individuo puede aprender si no crece en un medio que
le proporcione contacto social, psicológico, afectivo y lingüístico.
Para aprender un lenguaje de manera natural, los seres humanos no
requerimos más que ese ambiente propicio durante los años cruciales que
van del nacimiento a la pubertad. Nuestra disposición genética y el
desarrollo de nuestras habilidades cognoscitivas se encargan de lo
demás. Los casos de niños salvajes, ya sea por abandono o maltrato,
constituyen crímenes contra el alma humana, ni más ni menos.
La vida de Genie tras su encuentro
por la sociedad, no fue agradable. El equipo que se hizo cargo de ella
no tenía objetivos claros sobre su actuación, se pelearon entre ellos
por adquirir protagonismo, pasó de una familia de adopción a otra, se
dedicaron a investigarla en beneficio propio más que a trabajar por su
incardinación en la sociedad. Genie, como Víctor, acabó en un centro de
internamiento.
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